sábado, 15 de enero de 2011

De la libertad y la seguridad; o del precio y el valor


Hoy por hoy, es innegable el efecto de la crisis económica a escala mundial (al menos: a escala occidental). Y, concretamente, en España.
Ciertamente, la situación no es demasiado buena y las perspectivas a corto plazo no son alentadoras (aunque en economía nunca se sabe).
El caso es que todo esto, me ha hecho pensar en que los fenómenos económicos no están aislados: afectan a la autoestima de las personas y a sus relaciones personales, se infiltran en los debates políticos e, incluso, éticos. Diría más: ontológicos y metafísicos.
Particularmente en España, es algo que me inquieta.
¿Que “precio” estaríamos dispuestos a pagar para resolver la crisis?
Es curioso que se use la expresión “precio” para resolver un problema económico, creo que eso también denota nuestra visión del mundo monopolizada por la economía.
Pero la cuestión no es baladí.
Imaginemos que las cosas empeoran. Que empeoran mucho. Que esto pasa de ser un bache largo a un socavón largo y enorme. Que las tasas de empleo se disparan aún mucho más y las ayudas sociales (incluyendo pensiones, subsidios de desempleo...) se ven drásticamente recortados por la situación o, aún peor, que se colapsan estos servicios y se deja de abonar estas prestaciones.
Obviamente, la indignación seria gigantesca. Y también la desesperación.
Ante esto, ¿que entregaríamos a quien nos garantizara salir de esta situación?
Demos por supuesto que esto fuera posible. Así de sencillo: crisis resuelta (evidentemente nunca seria sencillo pero imaginemos que creemos que sí, y que todo se va a solucionar).
¿Sacrificaríamos parte de nuestra libertad?
Y es que todo esto me hace pensar pues sí, es cierto, en el contexto que vivimos dentro de la UE con una economía globalizada, la necesidad dada de las intercomunicaciones, el euro, las exportaciones... no es fácil, ni muchos menos, imaginarse un Franco que decidiera cerrar este país “a cal y canto”.
Pero demos por sentado, que quien nos ofreciera esto, tuviera el poder tanto para solucionar “nuestro” problema como para ostentar un poder mayor del que acostumbramos a ver (aunque seguramente no implicaría muchas de las cosas que implicaban las dictaduras fascistas y comunistas del S.XX).
¿Se lo facilitaríamos?
Porque, no nos engañemos, España ha “progresado” mucho, ha mejorado indudablemente la educación de su ciudadano medio, ha mejorado la asistencia de sus necesidades, lo ha instruido... y ya no cree tan fácilmente en “buenos y malos” pero, ciertamente, España sigue siendo un país dado a la manipulación e inestabilidad política: la desafección de la ciudadanía, el desconocimiento o el no querer comprometerse con lo que uno no reconoce como suyo propio son problemas fundamentales y ante el omnipotente brazo de la economía (que todo lo abarca) nadie se rinde.
Por tanto, a veces, no me es demasiado difícil de imaginar que los españoles cedieran con relativa facilidad parte de sus libertades a cambio de una mejora sustancial de su situación economía. Quizás no en esta situación actual, o quizás sí, pero en todo caso no creo que fuera necesario un empeoramiento tan brutal de las cosas como he planteado...
Se me podría preguntar, ¿que harías tú?, ¿acaso puedes vivir sin comer?
Obviamente: no, no puedo. Nadie puede. Y me desesperaría en dicha situación. Haría muchas cosas. Pero me lo pensaría seriamente antes de ceder parte de mi libertad pues quien la quiere, no suele tener intención de devolverla.
Imaginar un mundo en el que no pudiera decidir si quiero estudiar tal o cual cosa, si quiero viajar a tal o cual sitio. Un mundo en el que no pudiera manifestar mis ideas políticas políticas, mi opción sexual, que no pudiera hablar en según que idiomas, que no pudiera, al fin y al cabo, más que susurrar sin tener temor a una gran represión o un mundo en el que no pudiera escribir este artículo, me pone los pelos de punta.
Porque, por mal que vayan las cosas, hay cosas que son irrenunciables y es demagogia barata hacer creer que debes renunciar a tu libertad para garantizarte una mejor situación económica: eso es chantaje. No se puede confundir nunca el precio con el valor.
Ser humano es más, mucho más, que algo que se pueda enjaular.

zagreo@orgiasticos.com

2 comentarios:

  1. Curiosa exposición y originales cuestiones planteadas. Una España que se le otorga la posibilidad de superar la crisis con un único precio a pagar, privar a cada individuo de su libertad.
    Ciertamente, en tal situación descrita desaría el mismo final planteado. No retroceder atrás en el tiempo, reviviendo una dictadura autodestructora de nuestro país.
    Por suerte, los principios y valores, no solamente se encuentran recogidos en nuestra norma suprema sino que además, se hayan bien asentados en cada individuo, permitiendo su protección, y por tanto, remitiendo al artículo, a su irrenunciabilidad.

    ¡BRAVO por el artículo expuesto! Me ha encantado, su exposición y la invitación a pensar.

    ResponderEliminar
  2. EDITORIAL PORTILLA FOUNDATION
    Lo invitamos a unirse a la EDITORIAL PORTILLA, una editora sin fines de lucro, las ganancias de la editorial serán invertidas en la lucha contra la Diabetes. Aquí los escritores podrán publicar sus obras por el Internet y en las cadenas de librerías en los cinco continentes sin costo alguno. No rechazamos a nadie porque creemos que todo pensamiento merece ser preservado para las futuras generaciones. Todos los escritores recibirán en 50% de las ganancias por el Internet y el 10% por las ventas en las librerías. Tenemos varias convocatorias para concurso. Visite nuestra página web: www.editorialportilla.com o envíenos un correo a: editorialportilla@hotmail.com
    Saludos Cordiales; Dr. Oxel H. Portilla: Presidente.

    ResponderEliminar