sábado, 15 de enero de 2011

De la libertad y la seguridad; o del precio y el valor


Hoy por hoy, es innegable el efecto de la crisis económica a escala mundial (al menos: a escala occidental). Y, concretamente, en España.
Ciertamente, la situación no es demasiado buena y las perspectivas a corto plazo no son alentadoras (aunque en economía nunca se sabe).
El caso es que todo esto, me ha hecho pensar en que los fenómenos económicos no están aislados: afectan a la autoestima de las personas y a sus relaciones personales, se infiltran en los debates políticos e, incluso, éticos. Diría más: ontológicos y metafísicos.
Particularmente en España, es algo que me inquieta.
¿Que “precio” estaríamos dispuestos a pagar para resolver la crisis?
Es curioso que se use la expresión “precio” para resolver un problema económico, creo que eso también denota nuestra visión del mundo monopolizada por la economía.
Pero la cuestión no es baladí.
Imaginemos que las cosas empeoran. Que empeoran mucho. Que esto pasa de ser un bache largo a un socavón largo y enorme. Que las tasas de empleo se disparan aún mucho más y las ayudas sociales (incluyendo pensiones, subsidios de desempleo...) se ven drásticamente recortados por la situación o, aún peor, que se colapsan estos servicios y se deja de abonar estas prestaciones.
Obviamente, la indignación seria gigantesca. Y también la desesperación.

jueves, 10 de septiembre de 2009

De la oferta y la demanda; o de lo legal y lo moral

En estos últimos días, como en otros muchos arrebatos ( porque no se trata de otra cosa sino de eso, de arrebatos) hemos visto varias redadas policiales por la ciudad de Barcelona (Zona de las Ramblas, Boqueria.. ) intentando detener la prostitución que, a diario, se ejerce en esas mismas calles. A pelo.
Obviamente, supongo que la mayoría de nosotros creemos que esto, ejercido de esta forma, es decir, en plena calle y sin ningún tipo de precaución sanitaria ni de cualquier otro tipo, es algo que debe evitarse.
También estamos convencidos de que estas persecuciones no son más que meros parches, si llega a tal categoría, pues en cuánto la presión policial se reduce, se vuelve a las andadas.
Sin embargo, pese a ser más o menos conscientes de este problema (somos más o menos en la medida en que cada uno tiene una venda en los ojos de un grosor diferente) parece que sólo queramos que se actúe así. Mediante la coacción. Mediante la presión. Ni siquiera mediante lo legal, pues, ¿ que es la prostitución? No es legal, ni tampoco ilegal. Es alegal. Es decir, el oficio más viejo del mundo, está sin regulación de ningún tipo ni tampoco prohibido. Está estigmatizado. Lo cual, desde mi punto de vista, es mucho peor: ya se sabe que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, es decir, que la ignorancia.